CAPÍTULO 1 PARTE 2.

Cuando volvió a sonar el timbre para entrar en clase, reaccioné.

-Menos mal, te dábamos por perdida, hace más de 10 minutos que Mark se fue.

-Qué vergüenza, le he derramado el batido, y encima es la primera vez que hablo con él, vaya chasco.

-Pero si no le ha importado, tranquila, te lo ha dicho -decía Victoria.

-¿Tú crees?

-Todas lo creemos, es un chico, es simple, si dice sí, es sí y si dice no, es no.

-Bueno vale, vamos a clase. Ah, y esta tarde todas a casa de Amy, llevaos los pijamas y los sacos.

-Que sí pesada -me gritaron.

Subí a clase, Mark llegó unos minutos tarde y se excusó diciendo que estaba limpiándose, cosa que era verdad, agaché la mirada e hice como si escribiera.

Al terminar la última clase, educación física, esperé en la puerta del vestuario de los chicos a que saliera, y bueno, ahí estaba él, con unos vaqueros y una camiseta azul.

-Mark, ¿puedo preguntarte una cosa?

-Sí, claro dime, espera, no llevaras más batidos, ¿no?

-No hombre, tranquilo, sólo era para… bueno, que si tienes esta tarde libre, me gustaría invitarte a algo, no sé, una coca cola, lo que quieras, por compensar -reí.

-Ya te he dicho que no era nada, pero no, para hoy no tenía planes.

-¿En serio? -dije muy animada.- Digo.. hm, vale, guay, pues qué te parece, ¿en el centro comercial a las siete, en la puerta del cine? por ejemplo.

-Mejor a las ocho.

-Está bien, y no lleves nada de dinero, eh.

-Vale.

Me volví a reunir con las chicas y me las lleve un poco a parte, les asentí con la cabeza, ellas miraron alrededor y Katy hizo con las manos… uno, dos y…tres.

-¡Aaaaaaaaaah! -gritaron las cuatro.

-Ya, ya, -grité.- que subidón, no puede haber pasado, en serio.

-Que sí, Jane, que sí, tienes una cita con Mark, esto es la leche, es la hostia, es la p... ddecía Amy.

-Vale, tampoco eso -reí- pero sí que estoy que no me lo creo.

-¿Y qué te vas a poner? -preguntó Victoria.

-Yo que sé, ¿queda mucho para las ocho?

-Pues sí, maja, aún quedan cinco horas -contestó Katy.

-Vale, pues cuando llegue a casa lo pienso con tranquilidad. A las diez estoy en tu casa, Amy, no me mates si tardo.

-Tranquila, será por una buena causa -me abrazó.

-Sí, bueno chicas, me voy, hasta luego.

Como cada día después del instituto fui por el parque, me puse el iPod, aún me quedaba un cuarto de hora para llegar a casa. Pase por una tienda de chucherías a por chicles, cada viernes hacía eso, me los guardaba durante la semana, soy adicta a los chicles. Cuando iba a cruzar la carretera observé que había mucha gente en el lado contrario, realmente mucha, pero no le di importancia y seguí con mi música, me giré y observé que ya se podía pasar, aún no había puesto un pié en la carretera cuando alguien con una capucha gris me había tirado al suelo en un empujón.

-Joder, vaya día llevo -me quejé.

-Perdón, es que no veía por donde iba, ¿te has hecho daño?

Me tendió la mano para ayudarme y me di cuenta de que era un chico.