(ES EL MISMO SÁBADO 3, PERO POR LA MAÑANA EN OTRO LUGAR)
-Amelia Liberty se te va a hacer tarde.- me dijo mi madre
desde la puerta. Uf, las 10 de la mañana.
-Da igual.- dije desde la cama.- estoy mala.- vino a mi
cama.
-Hija mía que mala cara tienes, hoy no vamos a casa de los
abuelos.
-Déjalo, se cuidar de mi misma.
*Aunque seas un desastre bonita*
Resoplé.
-Pues, te quedas sola todo el día. A ver que haces.- se fue.
Me dormí otra vez, así la maldita voz se cayaría un rato aunque parecía que volvería
nada más levantarme.
Me sonó el móvil, lo cogí.
-¿Sí?.- dije medio dormida.- seas quien seas te odio.- dije
mirando el reloj. Las 6 de la tarde.
-Lo se, pero Lara me ha dicho que no has ido al instituto
estos días y me he preocupado.
-No te agradeceré nada si no me dices quien eres.- intenté
despertarme.
-¿No sabes quien soy?, pues menuda fan y yo que creía que
éramos amigos.
-¿Harry?.- me levanté de la cama abriendo los ojos.
-Efectivamente, te he cogido cariño pequeña.
*Y por lo visto no es él único, ¿eh Amy?*
Voz estúpida.
-Gracias por todo Harry pero estoy mala en mi casa.
-¿Podemos… puedo ir?.- me preguntó corrigiéndose.
-Lo que quieras, total, estoy sola y me aburro.
-Ok bonita, allí estaremos.- colgó.
¿Allí estaremos?, si venía Louis tenía que deshacerme la
sudadera de John. Me levanté rápido y la cogí del escritorio donde la dejé
antes de acostarme anoche. Me la llevé a la lavadora, no me cambié, simplemente
me aderecé un poco y me puse unas mallas negras y un sujetador que no se
trasparentaba con la camiseta de Louis. No pensaba quitármela y además ya era
mía. Me puse a merendar un vaso de leche con cacao y me hice tostadas. Justo
cuando iba a sentarme a comer llamaron al timbre, bajé corriendo mientras
llamaban otra vez.
Abrí la puerta. Allí estaban ellos dos. Harry nada más
entrar me abrazó.
-Hola enfermita, ¿cómo estas?.- me preguntó.
-Merendando ahora mismo.- respondí señalando a la cocina.
-Que hambre, nosotros no hemos comido.- dijo mirando a Louis
que solo encogió los hombros indiferente.
*Si esperas que te diga, Amelia, la llevas clara*
#Cállate, ahora no estoy para ti#
-Pasad, vamos a merendar.- dije esperando a que Louis dijera
algo.
-Gracias.- murmuró Louis, Harry ya estaba en la cocina.
-¿Os gusta la leche con cacao?.- pregunté cogiendo mi taza.
-Me encanta y a él también aunque esté cruzado de brazos.-
dijo Harry animado.
-Coged lo que queráis.- les pasé mi plato.- haré más
tostadas. Cogí el pan de molde e hice otras 3 más, lo pensé mejor e hice 2 más.
Debían de tener hambre. Hice 2 tazas más de chocolate. – A merendar.- dije
sentándome con ellos.
Al final sólo me comí dos tostadas, a Louis no recuerdo
haberle visto con alguna, se limitó a beberse el chocolate y Harry se comió lo
demás.
-¿Qué hacemos?, estamos solos.- dijo Harry de pie.
-Bajad al salón, ahora voy yo, esta la Wii, podeis
divertiros.
Recogí las cosas que habian en la mesa, oí como Harry salía
corriendo y yo me puse a fregar los platos. Terminé al poco y me di la vuelta.
-¡Ah!.- di un salto, Louis estaba detrás mia. Cogí el trapo.
Louis me aprisionó contra él y la pared. Tan cerca que sentía su respiración.-
Louis, me has asustado.- dije intentando tranquilizarme, su expresión era
impasible. Se me acercó más y me quitó su camiseta tirándola por ahí. Me besó y
me dejó sin aire, era rabia lo que desprendía ese beso. Sus manos parecían
estar por todo mi cuerpo, me asusté e intenté deshacerme de él.- Louis, ¿qué te
pasa?
-Te quiero para mí Amy.- no me gusto nada que me dijera eso
y menos en aquella situación. Metió su mano por mis bragas, di un respingo y le
empujé con fuerza.
-¡Para ya!.- dije temblando apoyada en la pared, él pareció
reaccionar.
-Yo… no… no quería…
-¡Vete!.- le espeté casi llorando.
-Amel…- no pudo terminar, le di un guantazo.
-¡He dicho que te vayas!.- esta vez lloraba.
Agachó la cabeza y se fue sin pronunciar ni una palabra más,
oi el portazo y me derrumbé por completo. Me tiré al suelo llorando, todo lo que
me reprimí, salió en ese momento. Noté una mano rozando mi hombro y me asusté.
Harry me miró con comprensión y me abrazo. Seguí llorando, me tiré bastante
tiempo hasta que por fin no me quedaron lágrimas.
-Venga Amy.- dijo dándome la camiseta de Louis, yo la cogí y
la tiré con rabia.- Eh, Amy.- se levantó, me ayudó a levantarme y la cogí del
suelo, pero no me la puse.- Ponte algo anda, estás helada.- dijo acompañándome
a mi habitación.
-Gracias.- le di un abrazo.- muchas gracias.
-De nada pequeña, ahora he de ir a ver que narices le pasa a
Louis.- se despidió de mí.- no te pongas mal, Louis no es un capullo.
-Pues lo disimula muy bien.- dije yéndome a la lavadora.
-Está bien, hasta luego.- dijo bajándose por las escaleras.
Yo cogí la sudadera de John y me la puse, dejé allí la
camiseta de Louis. Cogí el móvil y llamé a John.
-Hola… esto… ¿estás en tu casa?.- le pregunté nada más oir
que descolgaba.
-Claro, no tengo otro viaje hasta mañana.
-¿Te importaría venir a mi casa?
*Venganza Amy, venganza*.- dijo mi voz interior.
-Estoy sola.- completé.
*Tanaaaaa. Y así fue como Amy le puso los cuernos a Louis*
#No le pondré los cuernos#
-Vale, voy para allá.- colgué y suspiré tirada en el sofá.
*Amy, Louis no se merece que le hagas esto. Lo de la cocina
ha sido un error.*
#Me ha… dolido, lo que ha hecho#
*Amy, Amy, Amy… Tiene celos. ¿Qué tal si mañana te dijera…?
Hola Amy, tengo que decirte algo, es que me gusta otra chica*
#No lo se, si le hace feliz, aunque me duela le sonreiría#
*Mira que eres masoca, el caso John viene hacia aquí y tu
sólo llevas su sudadera, ¿cómo crees que se lo tomará?*
#No lo sé#
*¿Has roto con Louis?*
#No lo sé#
*Entonces si pasa algo, le estarás poniendo los cuernos*
#Supongo, pero ya es demasiado tarde#
*Hay que ver como a veces piensas poco. Ponte algo más,
quítate su sudadera y se la devuelves a ser posible ponte la camiseta de Louis*
#No, hasta que se haya lavado#
*Lo que tu quieras*
Cedí a mi misma y me fui a mi cuarto a cambiarme. Me puse
unos calcetines, una básica ajustada y una camiseta olgada de manga larga. Me
bajé al salón a esperarle, al poco sonó el timbre.
-Hola.- dije abriéndole la puerta.
-Hola.- dijo John, me sacaba cabezas, era algo más alto que
Liam.
-Pasa.- dije nerviosa.
-Vaaaya, nunca había visto tu casa.- dijo encantado.- he
traido cruasanes, recuerdo que cuando eras más pequeña te volvían loca.
-Gracias.- dije cogiendo la bandeja.- vamos al salón.
Se sentó y yo puse la bandeja en la mesita.
-¿Puedo poner la tele?
-Claro, ¿quieres algo?
-Un café por favor.
Subí a la cocina e hice dos cafés. Preparé la bandeja con
cucharas, servilletas, leche condensada, leche caliente, sacarina y azúcar.
Bajé con la bandeja y comiéndome la cabeza sobre lo ocurrido en la cocina.
¡Louis no era así!, casi lo chillo, pero me mordí la lengua. Llegué al salón.
-No sabía si lo querías con leche caliente o leche
condensada.
-Me da igual.- se levantó y me cogió la bandeja.
-Hay de las dos.- yo cogí la leche condensada y la sacarina.
-¿Para qué he venido?.- preguntó hechandose leche caliente y
azúcar.
-Sabes que soy muy sincera.- dije recogiendo las piernas en
el sofá.
-Cómo olvidarlo.- dijo girándose a mí.
-Al principio pensaba vengarme de mi chico increíble.
-Te has vuelto cruel.- dijo sin darle importancia.
-Pero se que no os merecéis eso, ninguno de los dos.
-Por eso me gustas, eres madura para tu edad Liberty.- me
sonrojé un poco.
-Gracias.- me cogí un cruasán y me lo empecé a comer.
-Eres tan natural.- siguió hablando. Cogí aire.
-John quiero que seas consciente de la situación.- él
asintió.- estoy enamorada de mi chico increíble.- Recordé. Esa camiseta que
quieres casi más que a tu vida.- Pero, tu eres mi primer amor y ahora que
parece que tu lo correspondes no te puedo sacar de mi cabeza.- Dios, ¿de dónde
he sacado la fuerza necesaria?
-También te recuerdo más tímida.- dijo riéndose.
-Segúramente.- dije con tristeza.
-Eh, no te pongas triste. Empiezo a creer que ese chico
increíble es horrorósamente malo para ti.- dijo dejando el café y cogiendo un
cruasán.
-Quiero explicarte la situación.
*Tiene derecho a saber la verdad Amy*
#Lo sé#
Le expliqué lo que pasó, todo. Hasta lo de la cocina.
Frunció un poco el ceño.
-¿Cómo se llama?
-Louis.
-¿Y ese capullo se ha atrevido a forzarte?.- casi chilló.
-No, verás, estaba como ido. Él nunca haría nada así, de
hecho es lo más encantador que he conocido en mi vida, en serio.- le puse las
manos sobre los brazos.
-Liberty, que ha intentado forzarte, no le excuses.
-No, él mismo se ha parado.- seguí para protegerlo.- No
hagas nada por favor.- no me miraba.- Mírame, por favor no hagas nada.
-Liberty, haré lo que tenga que hacer. No dejaré que se vaya
de rositas.
-Te prometo que no se irá de rositas, pero déjalo.- Mentir,
mentir, me jode pero por Louis hago cualquier cosa.
Respiré hondo y me fui a mi habitación para devovlerle su
sudadera, me había costado convencerlo de que no la tomara con Louis. Sonó el
timbre y bajé corriendo. Para dejarlo más claro, lo repetí.
-Te he dicho que Louis no tiene la culpa.- dije abriendo.
-Sí, sí que la tengo.- dijo Louis.
-Yo me pensaba que… pasa.- dije invitándole a pasar. Se me
quedó mirando cuando pasó y cerró la puerta. No sabíamos donde meternos. El
silencio era incómodo. Me sigió, cuando me giré me miraba la ropa y agachó la
cabeza.
-Lo siento.- dijo Louis. Escuché una puerta, John había
salido del aseo. ¡Mierda!, me había olvidado de él.
*Amy, joder, menuda estas hecha, siempre la cagas, te pasa
por jugar a dos bandas. Ahora te toca pagar las consecuencias.*
-Liberty.- dijo John entrando al salón. La cara de Louis se
descompuso.
-John por favor, vete.- le miré seria. John asintió aunque
le costó.
Se fue, oímos la puerta y el coche arrancando.
-¿Amy?.- me dijo Louis.
-John solo ha venido a hablar.
-¿Por qué me mientes?.- me preguntó dolido.
-No miento.- dije acercándome a él.
-Amy, ¿te has visto?, te has cambiado de ropa y estabas sola
con el tio ese.
-Yo no he hecho nada malo Louis.
-¡¿Hace falta que diga lo que pienso?!.- gritó.
-¡Louis!, ¡basta ya, estas celoso, joder!.- grité.
-¡Pero si tu estas con él!, ¡¿cómo no voy a estar celoso?!
-¡¿Confiando en mí?!
-¿Confiar?, después de lo que me estás haciendo.
-Lo siento, pero os quiero, no puedo hacer otra cosa.- dije
llorando.
-Sí, sí que puedes. Aquí se acaba todo.
-¡No!, ¡NO QUIERO!, ¡no se va a acabar aquí!.- grité
llorando.
-No sé por que lloras, ahora podrás estar con tu amor.
-Louis, no…. si te vas, no podré estar contigo.- me costó
hablar.
-Lo siento Amelia, ahora tienes libertad.- me jodió lo que
me dijo, había pronunciado mi nombre completo y lo había hecho con desprecio.
Se fue y me quedé sola en la casa que de pronto se me hizo
enorme.
-Se acabo.- dije llorando y yéndome a mi habitación.
(Louis ^_____^)
Entré en casa sin ganas apenas de andar. Llegué a mi cuarto
y me encerré antes de que Harry me preguntara cómo me había ido, me tiré en la
cama.
-Y así es como acaba todo.- dije mirando al armario.
Maldito John, ¿cúando había aparecido?, y, ¿por qué ella le
quiere?, tanto que me dijo y ahora mira. Aunque Harry me dijo que ella había
pasado de él para ir a arreglarse para mí. Ufff. Tuvo que hacerlo el día 28,
¿no había días en ese estúpido mes?. Venga ya, sólo habían pasado unas horas y
Amy ya se había tirado a sus brazos. ¿Cómo quieres que no me enfade?.
“¿Confiando en mí?”, recordé. Ahora sabía lo que responder:
¿Cómo?, mira lo que me has hecho en apenas una semana Amy. “Os quiero”.- dijo
después: ¿Os quiero?, Amy, yo no soy segundo plato de nadie. En serio.
Se me escapó una lágrima. Me fui al cuarto de Harry, toqué y
entré.
-¿Qué tal con lo vuestro?.- preguntó quitándose los cascos.
-Ya no hay un vuestro.- dije metiéndome en la cama con él.
-¿Qué?.- dejó el portátil.- ¿cómo ha pasado?
-Pues fui a disculparme por lo de esta tarde, se lo merecía.
-¿Se lo merecía?, macho no te entiendo.
-Las disculpas joder, déjame que te cuente.
-Perdón.- me pasó el brazo por los hombros.
-Estaba allí y se había cambiado de ropa… llegué y le pedí
perdón, ella pareció feliz durante unos segundos, pero después apreció John de
nosedonde. Ella le pidió que se fuera, él aceptó a regañadientes. Nos quedamos
esta vez ella y yo solos y discutimos. Me confesó que los dos le gustamos y yo
decidí cortar por lo sano.
Ahora estarás con tu amor. Dije ya desilusionado, total no
tenía nada que perder ya. ¿Qué más me daba escucharla o no?, yo no quería pasar
por aquella situación, no pensaba que fuera a compartirla. Ella… estaba tan
ilusionada cuando la conocí, hasta lloró por mí. Es divertida, las tonterías
que hacemos Harry y yo las sigue e incluso nos supera. “Si te vas no podré
estar contigo”. Eso es, no podrás estar conmigo… su amor… soy yo. Nos quiere a
los dos, ¡pero su amor soy yo!. ¿Y si no hizo nada?, ¿y si sólo habló con él?
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