-Ahora me cuentas porque los belenes no te gustan.- dijo
Louis lavando los platos.
-¿En necesario?.- pregunté secando los platos.
-Hombre, empieza.- dijo mojándome un poco.
Así que se lo conté. Cuando era pequeña yo también
participaba en los belenes vivientes, de hecho me apunté en el colegio a la
función de navidad. En plena actuación, cuando debíamos cantar una canción a mí
se me olvidó la letra. Era un rey mago y solo cantaba yo. Louis se terminó
riendo de mí.
-Vale ya. Quiero ver otra vez tu habitación.- dije
arrastrándole desde la cocina al pasillo.
-Tu misma, ya sabes el camino.
-Pero yo quiero que vengas conmigo.
-Tienes una mente enferma.
-¡No me refería a eso!.- le di un golpe en el brazo.
-Seguro, bruta.- dijo cogiendo mi brazo y atrayéndome a él.
-Solo quería ver otra vez la habitación de mi ídolo.- dije a
una distancia casi inexistente de su boca.- pero vamos, te puedes frotar el
brazo.
-Sí, sí.- dijo pasando su mano por su brazo mientras yo iba
a su habitación.
-Vamos Lou-Lou.- dije abriendo la puerta.
-¿Lou-Lou?.- dijo ya a mi lado.
-¿Por qué no?.- dije sonriente. Suspiró y me besó
apartándome para entrar en su cuarto.
-Di algo.- dije y me agaché con él.
-Esto es de…- elevó la mirada.- ¿Cuántas hay?, ¿y cuánto
queda para el beso?.- me encogí de hombros, así que siguió las flechas cogiendo
las fotos del suelo hasta que llegó a su regalo.- Que pequeño.- dijo cogiéndolo
y sentándose en la cama.
-Sí, eso, tu quéjate.- dije sentándome a su lado.- si no te
gusta, pues lo devuelvo, o mejor, me lo quedo yo.
-No, es mi regalo.- dijo abriendo la cajita. Dentro un rolex
sencillo le esperaba con una inscripción en el cierre, “tu solito llamaste mi
atención guapo”. Esperé a que hablara.
-Como lo dijiste en un video diario y nadie parece haberle
hecho caso pues aproveché, pero vamos, tenías que haber visto la cara del
dependiente, casi no me lo vende.- y porque le pedí a John que me acompañara
porque la primera vez que fui no me lo quisieron vender. Ahora le debo más de
600 libras a John, de las cuales he pagado ya 300. A partir del mes que viene
se lo devolveré de 60 en 60. Sonreí.- El caso tuve que ir dos veces para
pagarle una señal. Casi me muerde cuando le dije que quería grabarlo.- entonces
se lo dije al dependiente a parte para que John no se enterara, bastante hizo
ya. También le dije la verdad a John, que era para Louis.
Cogí el reloj y se lo puse, él no soltaba palabra,
simplemente me miraba.
-¿Cuánto te ha costado?, Amelia.- dijo mirándolo.
-Unas 4 pagas y algo.- le mentí.
-No tenías que haberlo hecho, eso era una broma, como lo de
las zanahorias.
-Lo sé, pero no tenía nada mejor pensado.
-No tenías que haberte gastando tanto Amelia.- dijo más
cerca de mí.
-Y tu con los colgantitos, ¿qué?.- pregunté agarrando el
cuello de su camisa.
-Eso fue distinto, nos habíamos peleado.- dije recostándome
un poco.
-Ya, pero si voy a recibir un regala por cada vez…- me
besó.-… que me pelee contigo. Prefiero seguir contigo sin regalos.- le empujé
un poco y terminé sobre él.- ¿me has entendido?.- sonreí. Él se incorporó y le
quité la camiseta.
(…)
(Louis ^_____^)
-En apenas dos horas me voy.- dijo Amelia abrazada a mí en
el sofá.
-Lo sé. Podrías quedarte hasta mañana.- dije tapándonos con
la manta.
-No puedo, mi padre me dejó con la condición de estar para
la cena de nochebuena.- dijo con tristeza.
-Me da igual, podrías quedarte.- dije buscando sus labios.
-Ven tu y quédate un día, no hace falta que sea entero.
-Amelia, si voy sería para estar dos días mínimo.- sonreí
dándole al play a la película.
-¿Y dormir con Mick?.- preguntó acurucandose más.
-Sí.- sonreí.- ¿por qué no?
Cuando terminamos de ver la película mi madre me llamó al
móvil. Se iban a tomar un chocolate a la plaza, nos dijo que nos fuéramos, pero
Amelia tenía que marcharse en minutos. No se iba a poder despedir de nadie. Le
dije a mi madre que me quedaría en casa cuando se marchara y que me trajeran un
chocolate.
Amelia se fue a por su bolso y su abrigo mientras yo la
esperaba en la puerta, hacía demasiado frio y no quería que estuviéramos mucho
rato despidiéndonos fuera.
-Me tengo que ir.- dijo acercándose y dejando sus cosas en
el suelo. Agarré su cintura para pegarla a mí y cuando noté que ella cogía la
mía agarré sus mejillas.
-Sigo pensando que quiero que te quedes.
-Ya y mi padre me seguirá matando si no aparezco en la
cena.- le di un beso en la frente.
-¿Te acordarás de llamarme al llegar?.- sonreí.
-Sí, prometido, y de echar gasolina ahora.- dijo
sonriéndome.- ¿Cuándo vamos a vernos otra vez Lou-Lou?.- me reí y le acaricié
el pelo.
-Estaré en Londres el 10 de enero. No te queda mucho que
esperar.- bajé a por sus labios.
-Más de 15 días.- suspiró.- en fin.- agarró mi mano
repasando el lazo morado, vi otra sonrisa en su cara así que la elevé volviendo
a pelearme con su boca. Le mordí suavemente el labio inferior y seguí jugando
con su lengua.
-Feliz navidad mi amor.- susurré en su oído.
-Tú también eres mi amor.- dijo ella.- feliz navidad.- me
dio un beso rápido y cogió sus cosas.
La acompañé al coche, metió en bolso y la fuente de cristal
del pastel en el asiento trasero. Se volvió a acercar a mí antes de subirse y
la apoyé en el coche. Agarré su colgante y ella rebuscó bajo el cuello de mi
camisa sacando el mío. Me besó lentamente, a ambos nos costó separarnos, pero
teníamos que hacerlo.
-Te quiero.- dijo soltando mi colgante y acariciándome la
mejilla.
-Te quiero.- sonreí.- Amelia.
(Amy ^__________^)
Me había prometido no llorar.
-Te quiero.- solté su colgante y pasé mis dedos por su
mejilla.
-Te quiero.- respondió sonriéndome, se calló por un momento
mirando mis ojos. Algo nos faltaba a ambos.- Amelia.- sí, justo eso. Volví a
sonreír.
Me costó mucho pero finalmente me metí al coche. Arranqué y
me despedí de nuevo con una sonrisa.
En el camino de vuelta primero pase por la gasolinera y
después aproveché las paradas para descansar. Tomé algo y en la última parada
me fui al aseo de una de las zonas de auto-stop. En el centro comercial me
había comprado ropa para la cena. Unos leggins negros brillantes y un jersey
rojo algo caído por los hombros, me lo coloqué encima de la básica azul oscuro
que llevaba debajo de la ropa y me quede con mis botas del mismo tono azul.
Terminé mi camino e incluso llegué a casa a las 10 menos 10.
Sonreí, no iba a olvidar nunca ese día a su lado.
Feliz cumpleaños, chico de las zanahorias.
Volví a sonreir.
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