Five boys, one dream, one direction. <3

jueves, 2 de febrero de 2012

CAPÍTULO 28. PARTE 2.


Llegué y me puse la capucha del abrigo y las gafas de sol. Me dirigí rápido a la tienda que le había dicho y la encontré en el banco de fuera. Me acerqué lentamente y me senté a su lado quitándome las gafas de sol. Me crucé de brazos, la pobre se había pensado que me había enfadado con ella y yo quería continuar con la broma hasta ver a donde llegaba.

-¿Cómo se te ocurre venir sola sin avisar?.- dije acercándome a ella.
-Ei, que tengo 18 años, no soy una niña.- se defendió.- además quería darte una sorpresa pero ya veo que eres difícil de sorprender.- se quejó.
-Pero me avisas antes, hubiera ido yo a Londres a por ti.- elevé un poco el tono de voz y vi algo de miedo en sus ojos. No, tenía que parar la broma ya que la había asustado.
-Joder, lo siento.- se disculpó.- solo quería….- empezó a llorar.- … verte a ti.
-Jane, que era broma.- dije apartando las lágrimas de su cara.- no te asustes mujer, me has dado el mejor regalo de navidad.- la cogí para abrazarla y ella se agarró a mí.
-¿Regalo?, mierda, no he comprado ningún regalo.- pensó en voz alta.
-Me refería a ti patosa.- dije atrayéndole para besarle. Había extrañado sus labios.

Nos levanté al rato y le indiqué donde había dejado el coche. Ella me tendió una mano nerviosa para que la agarrara, lo hice y echamos a andar por la estación hasta llegar al aparcamiento.

En el coche les repetí el nombre de todos los que estarían en casa cuando ella llegara. Mis hermanas, sus novios y mis padres, si es que mi padre había llegado ya. Aun así ella solo se quedó con el de mi madre el único que ya se tenía aprendido.

-Me da vergüenza, me da vergüenza, me da vergüenza…- repitió unas cuantas veces escondiéndose en mi pecho cuando ya estábamos en la puerta de mi casa.
-Tranquilízate Jane. Que son personas normales.
-Pero es tu familia y a mí me da vergüenza.- hizo incapié en el, tu.
-¿Por qué?
-Tengo miedo de no gustarles.- se volvió a esconder en mi abrigo.
-No seas tonta.- dije abrazándola. Llamé al timbre.
-No me sueltes por favor.- dijo agarrando mi mano.
-No lo haré.- le di un beso en la frente mientras escuchaba que abrían la puerta.

(Jane ^_______^)

Agarró mi mano con fuerza mientras que una chica se asomaba por la puerta. Era algo más bajita que Liam, muy guapa y con sus mismos ojos marrones. Me lanzó una sonrisa y abrió del todo la puerta, yo cogí aire y sin soltar su mano hablé.

-Hola, soy Jane.- articulé las palabras y miré a la chica nerviosa.
-Pero pasa mujer.- ambos entramos en casa.- soy Ruth, encantada.- me dio un par de besos y me volvió a sonreír.- ¿Cómo no has avisado antes a este tormento de que venias?.- dijo señalando a Liam.
-Le debía una sorpresa.- básicamente, no le había devuelto lo de la casa en el campo.
-Que mona.- dijo mirándome primero y luego mirando nuestras manos entrelazadas. Liam me apretó más fuerte y su hermana le miró intimidándole.- Ven pasa al salón.

Respiré más hondo aun y Liam me guió hasta el salón.

-Hola cariño.- Sin duda, era Karen, su madre. Se levantó del sofá y vino a abrazarme. Sin quererlo solté la mano de Liam y con toda la naturalidad que pude compartí el abrazo de su madre.- ¿Qué tal te ha ido el viaje?, ¿estas cansada?, ¿tienes hambre?, ¿quieres algo de beber?.- me abrumó con tanta pregunta pero al mismo tiempo me hizo sentirme bien, pues mi madre siempre era así cuando traía a mis amigos a casa.
-Mamá, no la agobies, bastante cortada esta ya.- otra chica se levantó del sofá y se acercó a mí.- Soy Nicola.- también me abrazó.- ya has tenido ganas de hacerte tantos kilómetros.- miró a Liam.- Pero ya era hora de que te viéramos por aquí.- me miró a mí y marcó una sonrisa tan bonita como la de la otra chica.
-Bueno, él es Xavier.- La chica que había abierto la puerta… Ruth. Se acercó a un chico moreno de ojos azules y con una barbita de 3 o 4 días. Era su chico. Me dio dos besos y yo me puse algo roja, su hermana tenía muy buen gusto.- Y él Karl.- señaló al chico que estaba junto a Nicola.- tenía el pelo más o menos del mismo color que Niall y los ojos azules también pero más claros que los del novio de Ruth.
-Bienvenida guapísima.- dijo Karl.
-Gracias.- dije algo más tranquila.

Estuvimos un rato con ellos en el salón. El padre de Liam llegó, también lo saludé nerviosa pero era muy agradable. En el fondo solo sentía morriña, sus padres estaban junto a él y yo no podría pasar esa navidad con los míos. Ni esa ni ninguna ya.

Liam se levantó y me hizo señas para que me fuera con él al piso de arriba. Les dijo a todos que iba a enseñarme la casa y subimos. Nos metió a su cuarto y cerró la puerta.

-Pero que monada.- dije señalando un peluche del caballo de Toy Story, Perdigón y otro de Buzz Lightyear.
-Era un enano, ¿vale?.- dijo agarrándome de la cintura y poniendo su cabeza en mi hombro.
-Eres una ricura.- acaricié un poco su cara mientras seguía inspeccionando su cuarto.
-¿Te estás preguntando donde dormirás no?.- dijo adivinando mi pensamiento.
-Pues sí.- me giré para poder agarrarle a él mientras ponía sus manos en mis mejillas.
-Mi cama es pequeña.- dijo sentándose a los pies e impulsándome para que me quedará sobre él. Pasé ambas piernas por las suyas y dejé una a cada lado. Recorrió mi espalda con sus manos mientras me rozaba levemente la nariz. De repente nos impulsó fuerte acia atrás.- Pero nos apañaremos.

Caí riendo sobre él. Me moví y me tumbe a su lado. Nos quedamos en silencio mientras él llevaba mi mano hasta su cara. Me acercó apoyando su frente sobre la mía y clavó su mirada en mí. Me olvidé por unos segundos de respirar. Liam cogió mi barbilla suavemente y me acercó más a su boca, se humedeció los labios suavemente y me dio un beso en la comisura, un escalofrío recorrió mi cuerpo mientras movía su boca para juntarla con la mía. Me perdí en ese instante, se me olvidó todo. Empezó a jugar con mi lengua pasándome el pelo tras la oreja y yo me pegué a su cuerpo agarrándole desde la parte más baja de su espalda.

(Liam ^_____^)

Me separé de ella y ambos respiramos al mismo tiempo. Se quedó callada sin decirme una palabra e intenté acabar con esa situación.

-¿Vas a hablar algún día?.- pregunté. Ella asintió.
-Es que se me olvida todo estando contigo.
-¿Incluso hablar?.- dije sonriendo. Se puso roja.
-Sobre todo hablar.

-¿Cómo está tu familia?
-Bien, David se ha quedado con mis abuelos y estos días irán mis tios y eso.
-¿Cuándo vuelves a Londres?.- pregunté apoyándome en una mano y pasando la otra por su cintura.
-¿Cuándo me quieres echar de aquí?
-¿Yo?, ¿echarte?.- dije confundido.
-Sí, les he dicho a mis abuelos que el viernes estaré allí, aunque eso dependerá de mi chico despistado. ¿Cuándo quieres que me vaya?
-No quiero que te vayas, pero si acabas de llegar.- la besé suavemente terminando esa frase.
-Vaya.- rió.- ahora en serio, me quedó hasta el viernes, les he dicho que estaré allí para año nuevo.
-¿Rechazas a tu novio por año nuevo?.- pregunté enfurruñado.
-No.- me besó en la nariz.- claro que no. Sólo es que ya les he dicho que iré, no voy a acoplarme también en año nuevo aquí Liam. Bastante es que tu madre me deja quedarme unos días.
-Tu piénsatelo, te puedes quedar los que quieras Jane.- asintió.
-Me gusta más que uses motes que mi propio nombre para llamarme.
-¿Qué?.- no la entendía.
-Jooo.- se quejó.- que me gusta más cuando usas motes cariñosos para llamarme.
-Lo que yo diga… que luego el romanticón soy yo.- puse los ojos en blanco.
-Yo solo te he avisado.- dijo golpeándome el brazo.
-No te cabrees.- cogí su cara.- no te cabrees.- repetí con más lentitud.- ojos negros.- sonrió, eso era lo que quería.

-¿Estáis ahí chicos?.- escuché la voz de mi madre en el pasillo. Me levanté de la cama y ella se adaptó dejando la almohada en el cabecero.
-¡Sí!.- grité.- vengo ahora.- le dije mientras salía de mi cuarto.

Fui a la cocina. Jane no había comido. Preparé un par de sandwichs con crema de cacahuete y cogí un botellín de agua. Mi madre entró por la puerta.

-¿Le vas a dar eso?.- preguntó mirando el plato.
-Le gusta la crema de cacahuete.- dije encogiéndome de hombros.
-Anda que.- suspiró.- bueno, al menos esta noche cenará mejor. Prepararé asado.
-Mmm, vale.- recordé lo que le había dicho a Jane en mi cuarto.- Mamá, que Jane dormirá en mi cuarto.- lo dejé caer.
-A vale, pues súbele una manta o algo que no tenga frio.- no, no creo que pasemos frio.- ¿Dónde dormirás tu?.- vale… ¿mamá?.
-Pues con ella.- dije esquivando su mirada y bebiendo un poco de zumo.
-Liam.- me puse recto.- ¿vas a dormir con ella?.- no será la primera vez.
-Sí, ya dormí con ella una vez, en la casa, si la conociste ese día por teléfono.- sí esa vez… y todas las demás.
-Bueno.- pareció convencida.- pero cortaos un poco hijo.- se me heló la cara.
-¡Mamá!.- me quejé.
-¿Qué?.- se rió de mí.- Es tu novia, ¿no?
-Mamá, no me hagas hablar de eso…- me fui corriendo con el plato y el botellín de agua. A mi madre no se le escapaba ni un detalle.

Pasé a mi cuarto y ella estaba tirada en mi cama con mi móvil sin parar de reírse.

-¿Se puede saber de qué te ríes?.- pregunté sentándome a su lado y tendiéndole el plato.
-¿Es de cacahuete?.- asentí.- Gracias, eres encantador.- dijo dándome un beso en la mejilla.- Me reía de tus fotos con Niall.- miré el móvil, estaba viendo las fotos que nos habíamos echado los primeros días de la gira, hacíamos los idiotas mientras Zayn se dedicaba a fotografiarnos.
-Las hizo Zayn.
-Vaya, se le ha pegado la manía de Katy, lo de las fotos.- dijo riendo.
-Eso parece.- empezó a comerse uno de los sándwich.
-¿Quieres el otro?.- me adaptó entre sus piernas mientras yo le negaba para que ella se comiera los dos.
-¿Quieres que veamos aquí una peli esta noche?.- elevé mi cara para mirarla y ella dejó el plato en el escritorio.
-Pues claro, he venido por ti mi amor.- me dio un beso en la frente.- soy toda tuya.- sonreí con picardía.
-Entendido.- me levanté y cogí el portátil.- Tu elijes preciosa.- me acomodé de nuevo entre sus piernas.- ¿Qué película?
-Miedo.- dijo muy flojo abrazándome y besándome el cuello.
-Pero si las odias.- dije casi suspirando.
-Ya pero así no te puedes quejar cuando te agarré.- esta vez me mordió un poco en el lóbulo de la oreja.- Miedo.- susurró pasando sus manos bajo mis brazos y recorriendo mi estómago.

Giré un poco la cara para volver a besarla mientras ella subía sus manos y agarraba mi cara.

-Te quiero.- dijo muy tímida.
-Tonta.- dije sonriéndole y atrayéndola de nuevo.
-No es lo que se suele responder.- dijo separándose.
-Sabes mi respuesta.
-Quiero oírlo, no lo oigo desde que os fuisteis.
-No hace tanto.
-Liam.- casi suplicó.
-Anda que.- Resoplé picándola.- ¿es necesario?
-No, si no lo piensas.
-Sí que lo pienso.
-Me vuelves loca.- dijo quejándose.
-¿Felicidades?
- Idiota.
-Patosa.
-Aburrido.
-Patosa.
-Insensible.
-¿Yo?.- pregunté cogiéndola mientras se intentaba soltar.- pues no te lo digo.
-Ya no quiero que me lo digas.- me intentó tapar la boca con la mano y le mordí antes de que lo hiciera.
-Pero es que ahora lo quiero decir. Te quiero.
-Bruto.- se repasó con los dedos la parte que le había mordido.

(Jane ^______^)

Una ola de calor me dio un el cuello cuando me dio un mordisco en el dorso de la mano.

-Pero es que ahora lo quiero decir.- Miré sus ojos.- Te quiero.- volvió a cortarme el aire.
-Bruto.- busqué donde me había dado el mordisco.

Al final me hizo caso y puso una de miedo en el ordenador, me arrepentí tan pronto como le dio al play, pero aguante como una campeona durante toda la película. Arrástrame al infierno. Liam había colocado el portátil en el escritorio y nos habíamos pegado a la pared. Él pasaba una mano acariciándome por las medias y la otra la apoyaba en su rodilla. Yo me escondía de vez en cuando en su hombro pero pocas veces para que pensara que no tenía miedo, cosa que era imposible no notar.

-¿Quieres que salgamos a dar una vuelta antes de cenar?.- dijo cuando apagó el ordenador.
-Me encantaría.

Mientras él se cambiaba, me bajé algo cortada aun al salón. Las hermanas de Liam y ellos ya se habían ido. Su padre estaba casi dormido en un sillón de masajes y su madre cosía una camiseta.

-Hola, ¿te ayudo en algo?.- pregunté sentándome junto a ella.
-Hola cielo, tranquila solo coso esta camiseta que se cargó Liam el otro día.- miré la camiseta, era una azul de manga corta. La costura que se había roto no era nada, apenas necesitaba un par de puntos.
-¿De verdad?, te ayudo en lo que necesites, ¿hago algo en la cocina?
-Bueno si tantas ganas de ayudar tienes puedes poner la mesa para la cena. Quedan unas horas pero ya estará hecho. ¿Te digo donde está todo?
-Tranquila, intentaré encontrarlo todo y si no Liam bajará ayudarme.
-¿Qué hace?
-Vestirse, dice que vayamos a dar una vuelta.
-Ah, pues supongo que ya estarás acostumbrada.- asentí.- tened cuidado, lo conoce todo el mundo por el barrio.- volví a asentirle sonriendo y fui a la cocina.

Las hermanas de Liam no volverían esa noche, solo estaríamos sus padres y nosotros.

-Karen, ¿qué hay de cena?.- pregunté desde la cocina para saber que cubiertos tenía que sacar.
-Asado.- dijo alegre.

Abrí el cajón y rebusqué, saqué 4 cuchillos y 4 tenedores. Localicé rápido las servilletas, metidas en una cesta negra encima de la mesa de la cocina. Cogí 4 vasos del armario que había encima del fregadero. Me llevé eso al salón y lo coloqué todo cuidadosamente. Volví a la cocina a por los platos y al salir de la cocina me choqué con Liam.

-Ya lo haces aposta, ¿no?.
-Has sido tu el que no ha mirado por donde iba, déjame pasar, que llevo los platos.- sonreí.
-Patosa.- suspiró y se metió a la cocina. Yo dejé los platos en la mesa y su padre con los ojos entrecerrados me sonrió desde el sillón.

-Mamá, vamos a dar una vuelta.- le dijo a su madre tendiéndome mi abrigo y poniéndose después el suyo.-Su madre asintió y salimos de casa.

Nos fuimos dando un paseo hasta el centro comercial, no pillaba muy lejos de su casa. Me pasó su brazo por mis hombros y yo agarré su mano mientras con la otra agarraba su cintura. Me acercó un poco a él y me dio un beso en la cabeza.

-De verdad que no me creo aun esto, que estés aquí.
-Bueno, te lo debía. Por cuando fuimos a la casita. La verdad es que no sabía como reaccionarias al verme, tenía miedo de que no tuvieras ganas de estar conmigo también estos días. Se supone que son los que tienes de relax para estar con tu familia.
-Pues claro que tenía ganas de estar contigo. Pero es que tenía pensado ir yo este jueves.
-¿En serio?.- me dejó sin palabras.
-Sí, te lo avisé en el aeropuerto, no iba a estar todo el tiempo sin verte.

No, no supe que decirle. Solamente la abracé de la cintura y cogí su mano al separarnos.

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