Llegué y me puse la capucha del abrigo y las gafas de sol.
Me dirigí rápido a la tienda que le había dicho y la encontré en el banco de
fuera. Me acerqué lentamente y me senté a su lado quitándome las gafas de sol.
Me crucé de brazos, la pobre se había pensado que me había enfadado con ella y
yo quería continuar con la broma hasta ver a donde llegaba.
-¿Cómo se te ocurre venir sola sin avisar?.- dije
acercándome a ella.
-Ei, que tengo 18 años, no soy una niña.- se defendió.-
además quería darte una sorpresa pero ya veo que eres difícil de sorprender.-
se quejó.
-Pero me avisas antes, hubiera ido yo a Londres a por ti.-
elevé un poco el tono de voz y vi algo de miedo en sus ojos. No, tenía que
parar la broma ya que la había asustado.
-Joder, lo siento.- se disculpó.- solo quería….- empezó a
llorar.- … verte a ti.
-Jane, que era broma.- dije apartando las lágrimas de su
cara.- no te asustes mujer, me has dado el mejor regalo de navidad.- la cogí
para abrazarla y ella se agarró a mí.
-¿Regalo?, mierda, no he comprado ningún regalo.- pensó en
voz alta.
-Me refería a ti patosa.- dije atrayéndole para besarle.
Había extrañado sus labios.
Nos levanté al rato y le indiqué donde había dejado el
coche. Ella me tendió una mano nerviosa para que la agarrara, lo hice y echamos
a andar por la estación hasta llegar al aparcamiento.
En el coche les repetí el nombre de todos los que estarían
en casa cuando ella llegara. Mis hermanas, sus novios y mis padres, si es que
mi padre había llegado ya. Aun así ella solo se quedó con el de mi madre el
único que ya se tenía aprendido.
-Me da vergüenza, me da vergüenza, me da vergüenza…- repitió
unas cuantas veces escondiéndose en mi pecho cuando ya estábamos en la puerta
de mi casa.
-Tranquilízate Jane. Que son personas normales.
-Pero es tu familia y a mí me da vergüenza.- hizo incapié en
el, tu.
-¿Por qué?
-Tengo miedo de no gustarles.- se volvió a esconder en mi
abrigo.
-No seas tonta.- dije abrazándola. Llamé al timbre.
-No me sueltes por favor.- dijo agarrando mi mano.
-No lo haré.- le di un beso en la frente mientras escuchaba
que abrían la puerta.
(Jane ^_______^)
Agarró mi mano con fuerza mientras que una chica se asomaba
por la puerta. Era algo más bajita que Liam, muy guapa y con sus mismos ojos
marrones. Me lanzó una sonrisa y abrió del todo la puerta, yo cogí aire y sin
soltar su mano hablé.
-Hola, soy Jane.- articulé las palabras y miré a la chica
nerviosa.
-Pero pasa mujer.- ambos entramos en casa.- soy Ruth,
encantada.- me dio un par de besos y me volvió a sonreír.- ¿Cómo no has avisado
antes a este tormento de que venias?.- dijo señalando a Liam.
-Le debía una sorpresa.- básicamente, no le había devuelto
lo de la casa en el campo.
-Que mona.- dijo mirándome primero y luego mirando nuestras
manos entrelazadas. Liam me apretó más fuerte y su hermana le miró intimidándole.-
Ven pasa al salón.
Respiré más hondo aun y Liam me guió hasta el salón.
-Hola cariño.- Sin duda, era Karen, su madre. Se levantó del
sofá y vino a abrazarme. Sin quererlo solté la mano de Liam y con toda la
naturalidad que pude compartí el abrazo de su madre.- ¿Qué tal te ha ido el
viaje?, ¿estas cansada?, ¿tienes hambre?, ¿quieres algo de beber?.- me abrumó
con tanta pregunta pero al mismo tiempo me hizo sentirme bien, pues mi madre
siempre era así cuando traía a mis amigos a casa.
-Mamá, no la agobies, bastante cortada esta ya.- otra chica
se levantó del sofá y se acercó a mí.- Soy Nicola.- también me abrazó.- ya has
tenido ganas de hacerte tantos kilómetros.- miró a Liam.- Pero ya era hora de
que te viéramos por aquí.- me miró a mí y marcó una sonrisa tan bonita como la
de la otra chica.
-Bueno, él es Xavier.- La chica que había abierto la puerta…
Ruth. Se acercó a un chico moreno de ojos azules y con una barbita de 3 o 4
días. Era su chico. Me dio dos besos y yo me puse algo roja, su hermana tenía
muy buen gusto.- Y él Karl.- señaló al chico que estaba junto a Nicola.- tenía
el pelo más o menos del mismo color que Niall y los ojos azules también pero
más claros que los del novio de Ruth.
-Bienvenida guapísima.- dijo Karl.
-Gracias.- dije algo más tranquila.
Estuvimos un rato con ellos en el salón. El padre de Liam
llegó, también lo saludé nerviosa pero era muy agradable. En el fondo solo
sentía morriña, sus padres estaban junto a él y yo no podría pasar esa navidad
con los míos. Ni esa ni ninguna ya.
Liam se levantó y me hizo señas para que me fuera con él al
piso de arriba. Les dijo a todos que iba a enseñarme la casa y subimos. Nos
metió a su cuarto y cerró la puerta.
-Pero que monada.- dije señalando un peluche del caballo de
Toy Story, Perdigón y otro de Buzz Lightyear.
-Era un enano, ¿vale?.- dijo agarrándome de la cintura y
poniendo su cabeza en mi hombro.
-Eres una ricura.- acaricié un poco su cara mientras seguía
inspeccionando su cuarto.
-¿Te estás preguntando donde dormirás no?.- dijo adivinando
mi pensamiento.
-Pues sí.- me giré para poder agarrarle a él mientras ponía
sus manos en mis mejillas.
-Mi cama es pequeña.- dijo sentándose a los pies e
impulsándome para que me quedará sobre él. Pasé ambas piernas por las suyas y
dejé una a cada lado. Recorrió mi espalda con sus manos mientras me rozaba
levemente la nariz. De repente nos impulsó fuerte acia atrás.- Pero nos
apañaremos.
Caí riendo sobre él. Me moví y me tumbe a su lado. Nos
quedamos en silencio mientras él llevaba mi mano hasta su cara. Me acercó
apoyando su frente sobre la mía y clavó su mirada en mí. Me olvidé por unos
segundos de respirar. Liam cogió mi barbilla suavemente y me acercó más a su
boca, se humedeció los labios suavemente y me dio un beso en la comisura, un
escalofrío recorrió mi cuerpo mientras movía su boca para juntarla con la mía.
Me perdí en ese instante, se me olvidó todo. Empezó a jugar con mi lengua
pasándome el pelo tras la oreja y yo me pegué a su cuerpo agarrándole desde la
parte más baja de su espalda.
(Liam ^_____^)
Me separé de ella y ambos respiramos al mismo tiempo. Se
quedó callada sin decirme una palabra e intenté acabar con esa situación.
-¿Vas a hablar algún día?.- pregunté. Ella asintió.
-Es que se me olvida todo estando contigo.
-¿Incluso hablar?.- dije sonriendo. Se puso roja.
-Sobre todo hablar.
-¿Cómo está tu familia?
-Bien, David se ha quedado con mis abuelos y estos días irán
mis tios y eso.
-¿Cuándo vuelves a Londres?.- pregunté apoyándome en una
mano y pasando la otra por su cintura.
-¿Cuándo me quieres echar de aquí?
-¿Yo?, ¿echarte?.- dije confundido.
-Sí, les he dicho a mis abuelos que el viernes estaré allí,
aunque eso dependerá de mi chico despistado. ¿Cuándo quieres que me vaya?
-No quiero que te vayas, pero si acabas de llegar.- la besé
suavemente terminando esa frase.
-Vaya.- rió.- ahora en serio, me quedó hasta el viernes, les
he dicho que estaré allí para año nuevo.
-¿Rechazas a tu novio por año nuevo?.- pregunté enfurruñado.
-No.- me besó en la nariz.- claro que no. Sólo es que ya les
he dicho que iré, no voy a acoplarme también en año nuevo aquí Liam. Bastante
es que tu madre me deja quedarme unos días.
-Tu piénsatelo, te puedes quedar los que quieras Jane.-
asintió.
-Me gusta más que uses motes que mi propio nombre para
llamarme.
-¿Qué?.- no la entendía.
-Jooo.- se quejó.- que me gusta más cuando usas motes
cariñosos para llamarme.
-Lo que yo diga… que luego el romanticón soy yo.- puse los
ojos en blanco.
-Yo solo te he avisado.- dijo golpeándome el brazo.
-No te cabrees.- cogí su cara.- no te cabrees.- repetí con
más lentitud.- ojos negros.- sonrió, eso era lo que quería.
-¿Estáis ahí chicos?.- escuché la voz de mi madre en el
pasillo. Me levanté de la cama y ella se adaptó dejando la almohada en el
cabecero.
-¡Sí!.- grité.- vengo ahora.- le dije mientras salía de mi
cuarto.
Fui a la cocina. Jane no había comido. Preparé un par de
sandwichs con crema de cacahuete y cogí un botellín de agua. Mi madre entró por
la puerta.
-¿Le vas a dar eso?.- preguntó mirando el plato.
-Le gusta la crema de cacahuete.- dije encogiéndome de
hombros.
-Anda que.- suspiró.- bueno, al menos esta noche cenará
mejor. Prepararé asado.
-Mmm, vale.- recordé lo que le había dicho a Jane en mi
cuarto.- Mamá, que Jane dormirá en mi cuarto.- lo dejé caer.
-A vale, pues súbele una manta o algo que no tenga frio.-
no, no creo que pasemos frio.- ¿Dónde dormirás tu?.- vale… ¿mamá?.
-Pues con ella.- dije esquivando su mirada y bebiendo un
poco de zumo.
-Liam.- me puse recto.- ¿vas a dormir con ella?.- no será la
primera vez.
-Sí, ya dormí con ella una vez, en la casa, si la conociste
ese día por teléfono.- sí esa vez… y todas las demás.
-Bueno.- pareció convencida.- pero cortaos un poco hijo.- se
me heló la cara.
-¡Mamá!.- me quejé.
-¿Qué?.- se rió de mí.- Es tu novia, ¿no?
-Mamá, no me hagas hablar de eso…- me fui corriendo con el
plato y el botellín de agua. A mi madre no se le escapaba ni un detalle.
Pasé a mi cuarto y ella estaba tirada en mi cama con mi
móvil sin parar de reírse.
-¿Se puede saber de qué te ríes?.- pregunté sentándome a su
lado y tendiéndole el plato.
-¿Es de cacahuete?.- asentí.- Gracias, eres encantador.-
dijo dándome un beso en la mejilla.- Me reía de tus fotos con Niall.- miré el
móvil, estaba viendo las fotos que nos habíamos echado los primeros días de la
gira, hacíamos los idiotas mientras Zayn se dedicaba a fotografiarnos.
-Las hizo Zayn.
-Vaya, se le ha pegado la manía de Katy, lo de las fotos.-
dijo riendo.
-Eso parece.- empezó a comerse uno de los sándwich.
-¿Quieres el otro?.- me adaptó entre sus piernas mientras yo
le negaba para que ella se comiera los dos.
-¿Quieres que veamos aquí una peli esta noche?.- elevé mi
cara para mirarla y ella dejó el plato en el escritorio.
-Pues claro, he venido por ti mi amor.- me dio un beso en la
frente.- soy toda tuya.- sonreí con picardía.
-Entendido.- me levanté y cogí el portátil.- Tu elijes
preciosa.- me acomodé de nuevo entre sus piernas.- ¿Qué película?
-Miedo.- dijo muy flojo abrazándome y besándome el cuello.
-Pero si las odias.- dije casi suspirando.
-Ya pero así no te puedes quejar cuando te agarré.- esta vez
me mordió un poco en el lóbulo de la oreja.- Miedo.- susurró pasando sus manos
bajo mis brazos y recorriendo mi estómago.
Giré un poco la cara para volver a besarla mientras ella
subía sus manos y agarraba mi cara.
-Te quiero.- dijo muy tímida.
-Tonta.- dije sonriéndole y atrayéndola de nuevo.
-No es lo que se suele responder.- dijo separándose.
-Sabes mi respuesta.
-Quiero oírlo, no lo oigo desde que os fuisteis.
-No hace tanto.
-Liam.- casi suplicó.
-Anda que.- Resoplé picándola.- ¿es necesario?
-No, si no lo piensas.
-Sí que lo pienso.
-Me vuelves loca.- dijo quejándose.
-¿Felicidades?
- Idiota.
-Patosa.
-Aburrido.
-Patosa.
-Patosa.
-Insensible.
-¿Yo?.- pregunté cogiéndola mientras se intentaba soltar.-
pues no te lo digo.
-Ya no quiero que me lo digas.- me intentó tapar la boca con
la mano y le mordí antes de que lo hiciera.
-Pero es que ahora lo quiero decir. Te quiero.
-Bruto.- se repasó con los dedos la parte que le había
mordido.
(Jane ^______^)
Una ola de calor me dio un el cuello cuando me dio un
mordisco en el dorso de la mano.
-Pero es que ahora lo quiero decir.- Miré sus ojos.- Te
quiero.- volvió a cortarme el aire.
-Bruto.- busqué donde me había dado el mordisco.
Al final me hizo caso y puso una de miedo en el ordenador,
me arrepentí tan pronto como le dio al play, pero aguante como una campeona
durante toda la película. Arrástrame al infierno. Liam había colocado el
portátil en el escritorio y nos habíamos pegado a la pared. Él pasaba una mano
acariciándome por las medias y la otra la apoyaba en su rodilla. Yo me escondía
de vez en cuando en su hombro pero pocas veces para que pensara que no tenía
miedo, cosa que era imposible no notar.
-¿Quieres que salgamos a dar una vuelta antes de cenar?.-
dijo cuando apagó el ordenador.
-Me encantaría.
Mientras él se cambiaba, me bajé algo cortada aun al salón.
Las hermanas de Liam y ellos ya se habían ido. Su padre estaba casi dormido en
un sillón de masajes y su madre cosía una camiseta.
-Hola, ¿te ayudo en algo?.- pregunté sentándome junto a
ella.
-Hola cielo, tranquila solo coso esta camiseta que se cargó
Liam el otro día.- miré la camiseta, era una azul de manga corta. La costura
que se había roto no era nada, apenas necesitaba un par de puntos.
-¿De verdad?, te ayudo en lo que necesites, ¿hago algo en la
cocina?
-Bueno si tantas ganas de ayudar tienes puedes poner la mesa
para la cena. Quedan unas horas pero ya estará hecho. ¿Te digo donde está todo?
-Tranquila, intentaré encontrarlo todo y si no Liam bajará
ayudarme.
-¿Qué hace?
-Vestirse, dice que vayamos a dar una vuelta.
-Ah, pues supongo que ya estarás acostumbrada.- asentí.-
tened cuidado, lo conoce todo el mundo por el barrio.- volví a asentirle
sonriendo y fui a la cocina.
Las hermanas de Liam no volverían esa noche, solo estaríamos
sus padres y nosotros.
-Karen, ¿qué hay de cena?.- pregunté desde la cocina para
saber que cubiertos tenía que sacar.
-Asado.- dijo alegre.
Abrí el cajón y rebusqué, saqué 4 cuchillos y 4 tenedores.
Localicé rápido las servilletas, metidas en una cesta negra encima de la mesa
de la cocina. Cogí 4 vasos del armario que había encima del fregadero. Me llevé
eso al salón y lo coloqué todo cuidadosamente. Volví a la cocina a por los
platos y al salir de la cocina me choqué con Liam.
-Ya lo haces aposta, ¿no?.
-Has sido tu el que no ha mirado por donde iba, déjame
pasar, que llevo los platos.- sonreí.
-Patosa.- suspiró y se metió a la cocina. Yo dejé los platos
en la mesa y su padre con los ojos entrecerrados me sonrió desde el sillón.
-Mamá, vamos a dar una vuelta.- le dijo a su madre
tendiéndome mi abrigo y poniéndose después el suyo.-Su madre asintió y salimos
de casa.
Nos fuimos dando un paseo hasta el centro comercial, no
pillaba muy lejos de su casa. Me pasó su brazo por mis hombros y yo agarré su
mano mientras con la otra agarraba su cintura. Me acercó un poco a él y me dio
un beso en la cabeza.
-De verdad que no me creo aun esto, que estés aquí.
-Bueno, te lo debía. Por cuando fuimos a la casita. La
verdad es que no sabía como reaccionarias al verme, tenía miedo de que no
tuvieras ganas de estar conmigo también estos días. Se supone que son los que
tienes de relax para estar con tu familia.
-Pues claro que tenía ganas de estar contigo. Pero es que
tenía pensado ir yo este jueves.
-¿En serio?.- me dejó sin palabras.
-Sí, te lo avisé en el aeropuerto, no iba a estar todo el
tiempo sin verte.
No, no supe que decirle. Solamente la abracé de la cintura y
cogí su mano al separarnos.
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