CAPÍTULO 4. PARTE 2.

(Jane ^_______^)  (Al día siguiente)

Desperté a la mañana siguiente con sus ojos ya abiertos a mi lado y su mano aun a la altura de mi pelvis. Me sonrió dándome los buenos días y me acurruqué un poco bajo sus brazos. Noté la calidez de su pecho en el mío, pues cuando me había quitado la camiseta no llevaba nada. Le pegué más a mí cogiéndole de la espalda y subí para darle un beso en el cuello.

-Vas a ser el mejor padre del mundo.- sonreí.

-Y tendrá la madre más bonita.- sonreí.

-¿Qué te gustaría que fuera?.- puse la mano en su pecho mientras le besaba y noté como el ritmo se intensificaba continuamente.

-Me da igual, es nuestro y con eso me basta.

-Eres un sol.- dije sincera.- eres mi sol.- repetí sin quitar la mano de su pecho.

Nos quedamos en la cama casi toda la mañana, desayunamos, vimos una peli, estuvimos juntos.

Sobre las una del medio día, mientras yo estaba haciendo la comida y Liam había bajado al sótano a mirar noseque del coche, escuché la puerta.

-¿David?.- pregunté bajando el fuego de los espaguetis.

-Hola hermanita.- dijo al entrar a la cocina y coger un refrescos de frigorífico.

-¿Qué se te olvido llevarte?

-Algo de ropa, déjame alguna mochila grande.- pidió mientras cogía unas camisetas suyas de la secadora.

-Busca por el sótano, bajé todas las maletas y los macutos.- recogí el refresco que se había tomado en un suspiro.

-¿Dónde está Liam?.- preguntó poniéndose a mi altura.

-Allí.- apagué el fuego.- Jo, David, me has dejado enana.- me quejé.

-Y soy más guapo también.- dijo bajando las escaleras para irse al sótano.

Bueno, no mentía, parece que fue ayer cuando era un enano de 10 años que sólo nos molestaba a mis amigas y a mí. Hay que reconocer que es un chaval guapo. Me ha superado en altura, es como Liam si no un par de centímetros más. Tiene mis mismos ojos, pero aun así el pelo se le ha aclarado un poco, hasta quedarse en el mismo marrón oscuro que tenía mi padre. Tenía a varias chicas a sus pies y yo seguía preguntándome como.

Mientras ponía la mesa escuché como ambos subían. David había elegido ya una mochila para su ropa y Liam venía con la camiseta manchada de grasa.

-Luego la lavas tu.- dije sacando el agua.

-Pero si siempre pongo yo la lavadora.- se quejó Liam. Nos reímos y terminé de ponerlo todo.

David se iba a ir, yo le eché una mirada a Liam y este asintió sonriendo.

-David, tenemos que contarte algo.- dijo Liam agarrándome de la cintura.

-Cierto, serás el primero de la familia en saberlo.- dije agarrando las manos de Liam.

-¿Os mudáis a Rusia?.- dijo David intentando hacer una gracia. Liam se rio negando y yo suspiré.

-No, burro.- dije.- lo que queremos decirte es que vas a ser tío.- sonreí.

-¿Ah sí?.- dijo él mirándonos.

-Sí, tu hermana, que le dio por pinchar los condones.- Liam intentó hacer otra gracia pero solo se rio David, yo me giré para darle un puñetazo en el brazo.

-Idiota.- dije seria.

-Vale, ahora enserio, felicidades.- dijo David acariciando a James. Sonreí.

Mi hermano se fue y nos pusimos a comer en silencio.

-¿Es que te has enfadado por la broma?

-Sí.- me aguante la risa y me levanté para rebuscar en el armario. Encontré la harina y cogí un puñado sin que él me viera. Pasé por su lado y se la eché por todo el pelo mientras él abría un poco la boca. Me miró y le saqué la lengua antes de echar a correr hasta el piso de abajo.

-¡Te vas a enterar señorita Walter!.- bajó las escaleras persiguiéndome.

-¿Qué eres capaz de hacerme Payne?.- dije sin escapatoria cuando llegó a mi altura. Me cogió de la cintura haciendo que me elevara y me agarrara con las piernas a la suya.

-Pues esto.- abrió la puerta del baño y me metió en la ducha. Abrió el grifo y empezó a caer agua por mi cabeza y mi pijama. Le agarré de la camiseta y di un tirón para que se metiera dentro conmigo. Enseguida acabó tan empapado como yo.

Me atrajo a él y le fui quitando la camiseta manchada con tranquilidad. Me desnudé totalmente y me volví a acercar para bajar sus pantalones y sus boxers. Cogí toda la ropa para dejarla en el lavabo y cuando me erguí me encontré de lleno con su sonrisa. Busqué sus labios durante un rato, sólo nos quedamos así, en silencio, bajo el agua, riéndonos y comiéndonos a besos.

(Sí, sabemos que habéis muerto con la foto y sí, ahora os decimos lo siguiente: Los comentarios largos y cuquis nos enamoras, no es por ser pesadas, pero sólo es que nos derriten más. Deeeeeeew)