(Liam ^__________^)
Acabábamos de volver a su casa. Me había impactado muchísimo.
Amy casi… a Amy casi le matan con 10 años. Dios. Pero, ¿alguna de esas 5 chicas
tenía suerte?. Como mucho Victoria, y ni eso, porque no puede superar su miedo
a las cámaras. Katy se quedó huérfana, joder, también con 10 años y tiene que
ser duro eso de estar de familia en familia hasta dar con un hogar. El chico
que estuvo con Lara, y que por culpa de él, sin saber el porqué, tiene miedo a
Harry ahora. Ahora lo de Amy.
Y… ella.
Estaba destapando la cama y cuando me asomé por la puerta al
volver de lavarme los dientes elevó la cara esbozando una sonrisa. ¿Cómo le
quedan fuerzas para eso?
Sin apenas darme cuenta dos lágrimas rodaron por mis
mejillas. Me senté en los pies de la cama de espaldas a ella y me las sequé.
Cosa que fue inútil, pues otras bajaron.
-¿Me traigo algo antes de acostarnos?, ¿traigo una peli?.-
preguntó girándose en la puerta.
Cuando negué con la cabeza sin mirarle a la cara se dio cuenta
enseguida y se acercó a mi lado quedándose de rodillas entre mis piernas y
apoyando sus brazos en mis piernas.
-Pero que la llorona soy yo.- me acarició la barbilla.
-Joder Jane, es que…- no pude seguir hablando.
-Ven aquí.- se sentó a mi lado abrazándome.
-No es que hayas tenido mucha suerte.
-Si lo dices por lo de Amy, tranquilo, nos costó pero nos
recuperamos.
-Es por todo, Jane. Nadie merece lo que les pasó a tus
padres, pero tu menos que nadie.- volví a apartarme las lágrimas.
-Lo sé.- susurró.- pero nadie tiene la culpa de eso. No
quiero que llores tú.
Me eché un poco hacia atrás y me tiré en la cama aunque
seguía llorando. Ella se puso encima y empezó a apartar lentamente el agua con
sus dedos. Cerré los ojos para que no salieran más.
-Liam.- pronunció con ternura, pero no abrí los ojos.-
¿recuerdas el día de mi fiesta de cumpleaños?, cuando aún no nos llevábamos bien.-
asentí.- ¿recuerdas que fue cuando me contaste lo del riñón?.- volví a asentir.-
¿y recuerdas que dijiste?.- negué aún con los ojos cerrados.- Dijiste: “cuando nací tenía una enfermedad. Bueno
cuando nací, nací muerto. Pero sobreviví solo para poder molestarte ahora.”
Sonreí notando sus labios sobre los míos.
-Yo sólo me levanté y te abracé por primera vez diciéndote que
me habías roto el corazón.
-Cierto.- pronuncié viéndolo todo negro aún.
-¿Sabes que paso realmente?
-No.- negué con la cabeza.
-Que te caíste de arriba y te quedaste unos minutos inconsciente
por el golpe, porque eran muchos metros. Porque tú no naciste muerto, lo que
ocurre, es que eras un ángel, y el 29 de agosto te estampaste con el suelo.- me
reí y abrí los ojos encontrándome de lleno con su sonrisa.- y no te creas, por
allí arriba te reclamaron y todo, pero no, te dejaron abajo, porque tenías que
llegar a donde te mereces. Y ese sitio es con los chicos, cumpliendo tu sueño.
Y también tenías que estar en un paso de cebra de Londres un viernes para
chocarte conmigo.- volvió a besarme.
-Eres la mejor.- le apreté con mis brazos.
-Gracias, pero tú sigues siendo un ángel, Liam.- dijo mi
nombre con más ternura que antes.
(Jane ^_________^)
-Gracias, pero tú sigues siendo un ángel, Liam.
Bajé hasta sus labios con tranquilidad y sin separarme le
quité las dos últimas lágrimas que rodaron por sus mejillas. Subí las mangas de
su chaqueta y miré intensamente su muñeca dándole un beso en el dorso, justo
donde el sol colgaba.
-Es la primera vez que te he visto llorar, Liam.- dije
triste.
-Y espero que la última.- contestó.
-Y espero que la última.- repetí.
-¿Es cierto lo que le dijiste a Amy?.- preguntó acariciando
mi pelo.
-¿El que?
-Lo de quedarte conmigo en la cama todo el fin de semana.-
se rio.
-Jo, pero no seas mal pensado.-le miré colorada.
-No soy mal pensado.- sonrió y tuve que aguantar el aire.
-No hagas eso.
-¿Sonreírte?.- volvió a sonreír.
- Cortarme el aire al sonreír.- y sonrió de nuevo, así que
le pegué en el brazo.
-No tienes fuerza.- me giró en la cama y se puso sobre mi
cogiendo mis muñecas.
-Si me aprisionas, obviamente no, genio.
-Es que te quiero aprisionar, ojos negros.- bajó hasta mi
cuello con sus labios, me estremecí.
-Oye, ¿tu te entrenas?.- pregunté cuando se separo.
-¿Para qué?.- me besó.
-Para enamorarme, superman.- contesté.
-No, no lo hago. Me sale sólo, porque eres preciosa.
Pasó sus manos por mis caderas y rozó suavemente mi piel con
las yemas de sus dedos. Empecé a bajar suavemente la cremallera de su chaqueta
y se la quité recorriendo sus brazos, cuando llegué a sus manos volví a hacer el mismo recorrido inversamente para
agarrar sus hombros y atrayéndole pegar nuestros labios. Me quitó ambas
camisetas, se quitó la suya y me agarré a su cintura con las piernas. No dio la
vuelta y volví a chocarme con su boca cuando me adapté sobre su cuerpo.
(…)
(Liam ^________^)
Eran casi las doce de la noche y estábamos hablando en su
cama bajo las sábanas.
-¿Recuerdas lo de mi coche?, ¿y lo de que a mis padres le
había tocado la lotería pero aun así habían seguido trabajando?
-Sí, ¿ha pasado algo?, ¿es que ahora no te dejan acceder a
las cuentas?
-Sí, claro que me dejan, sólo que me paré a pensar. A ti te dio
por llevarme a la casita esa en noviembre.
-Sólo quería hacerte un regalo.
-Ya, y yo ahora sólo quiero hacerte un regalo. Quédate aquí.
Se levantó y después de colocarse su ropa interior y mi
chaqueta yo le imité y me puse a buscar el pijama, pero antes de ponerme los pantalones
ella llegó corriendo y me tiró agarrándome sobre la cama.
-¿Quién te ha dicho que te pusieses el pijama?.- refunfuñó.
-¿No vamos a dormir?.- dije extrañado.
-Sí, pero…- pensó.-… ay, tu espera.
Sacó un sobre, lo llevaba en las manos cuando me había
tirado. Se sentó en la cama y me senté frente a ella.
-Ábrelo, ábrelo, ábrelo.- me apremió contenta.
-Vale, vale, respira.- sonreí provocándole el efecto
contrario.
Abrí el sobre, saqué los dos papeles que había dentro. Los
acerqué a mi cara para fijarme bien en ellos. Después miré de nuevo el sobre.
Confetti de muchos colores y una foto nuestra en el sofá, en la fiesta de Zayn.
-¿Para cuando son?, ¿y por qué lo has hecho?
-Del 1 al 4 de marzo, y porque te quiero.
-París.- susurré.
-París.- dijo abrazándome.- y Disneyland el día 2. Buscaré a
los personajes de Toy Story.
-¿Y los tiraran al suelo patosa?..- pregunté y le besé.
-Hablando de ese tema.- me dio mis pantalones y mi camiseta.
Se quitó la chaqueta y también me la dio.- hay algo que siempre he querido
hacer contigo.
-¿Y tiene que ser a esta hora?.- pregunté haciéndome el
remilgado.
-Me haría mucha ilusión, vístete por favor.- dijo y se
levantó buscando su ropa.
Las una de la mañana, dios que frio. Pero aún así, Jane iba
andando a mi lado, ilusionada y acurrucada bajo mi brazo. Llevábamos 10 o 15
minutos andando desde que salimos de su casa.
-¿Tienes frio, cariño?.- preguntó quitándose su bufanda
roja. Yo asentí y se paró para ponérmela, no le iba a decir que no, estaba
helado.
Seguimos andando un par de minutos más.
(Jane ^_______^)
Sí, sí, sí. Por fin, en nuestro lugar… dónde me había
encontrado con sus ojos marrones por primera vez. Dónde él había apretado mi
mano comprobando si me dolía o no la muñeca. Dónde casi nos habíamos besado.
Dónde me había salvado de aquel coche. Dónde se había colado en mi taxi. Dónde
había comprando que él sabía reír, y que sonrisa.
Cuando se percató del sitio en el que estábamos sonrió
anchamente, miró a ambos lados. Nada, ningún coche iba a pasar. Cogió mi
cintura desde atrás y me dio un cálido beso en el cuello.
-Todo comenzó aquí.- susurró.
-Tus prisas.- dije.
-Tu simpatía.- dijo muy irónico.
-Tu mirada.
-Tus ojos negros.- sonrió girándome.
-Tu risa.
-Tú.- me besó.
Se separó de mí y me dejó en el sitio en el cual a él le
habían rodeado tantas chicas la primera vez que nos vimos. Cruzó la calle rápido
y se puso en el lado que yo estuve esa vez.
-¡¿Es qué quieres tirarme de nuevo?!.- grité desde el otro
lado de la carretera.
-No, esta vez no voy a dejarte caer.- dijo normal pero logré
oírle.
-¿Seguro?.- pregunté.
-Te lo prometo, nunca.
Me enternecieron sus palabras, volvió a mirar a ambos lados
y se quedó quieto en mitad de la carretera. Me eché mucho hacia atrás y decidí
coger carrerilla. En apenas dos segundos llegué a los brazos de Liam pero no me
dejó bajar al suelo, me elevó hacia arriba y me aferré a su cintura. Subió su
cara para darme un beso en el cuello y me reí.
-Nunca te dejaré ir.- dije acariciando su pelo mientras él
miraba a ambos lados de nuevo asegurando nuestra seguridad.
-Nunca me iré.- susurró.
(Liam ^_____^)
-Nunca te dejaré ir.
-Nunca me iré.
-Gracias por chocar conmigo aquel día.
-De nada.- me besó.
-Por salvarme siempre.
-Es un placer.
-Y por ser encantador.
-Pues gracias a ti, por existir, por quererme, por dejar que
te cuide…- le besé.-… y que te proteja.-
sonreí.- Jane, te amo.
-Yo también, Liam… te amo.- le noté pensativa.
-¿Mi sol?.- pregunté bajándole al suelo. Asintió
efusivamente tirándose a mis brazos.
Volví a besarle y nos quedamos abrazados en uno de los lados
de la carretera. Allí, dónde le encontré, dónde me enamoré de sus ojos, dónde
empezamos a sentir lo mismo el uno por el otro.
Dónde, la suerte, el azar o quizá, el destino, quiso que
nuestras vidas chocaran por primera vez.
sabes q estoy llorando¿? dios tiaa me encanta esta novela sois genialeeess.. seguirla por favoooorrrrr!! :)
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