VIERNES, 27 DE ENERO.
(Liam ^_______^)
¡Clack!. Cerré la última maleta y me desplomé en un sillón.
Louis sonreía son su móvil en las manos, Zayn leía un libro, Niall se mordía
las uñas y Harry miraba por la ventana de la habitación al horizonte.
-No me creo lo rápido que ha pasado esto.- Dijo Zayn
levantando la vista de su libro.- La gira ha pasado en un pis-pas.- Niall
asintió y Louis miró a Harry preocupado.
-Pues a mi se me ha hecho eterna.- Dijo Harry suspirando.
-Solo quiero llegar ya a casa.- Les dije a los chicos.
-¿Dormirás en tu casa o vas..?.- Preguntó Niall.
-No lo se.- Sí, sí que lo sabia, pero no iba a restregárselo
a ellos.
Una vez en el aeropuerto las fans comenzaron a atosigarnos,
encontramos unos momentos para complacerlas. Aún así la cara de Harry seguía
siendo triste, durante la gira más de una vez le había pillado llorando, el
único momento en el que sonreía era en los conciertos.
Una vez en casa lo dejé todo apiñado en mi habitación, la
casa estaba limpia, la chica de la limpieza había seguido viniendo 2 veces
semanales. Busqué una mochila, metí unos vaqueros, unos pantalones marrones, 3
camisetas y mi pantalón largo para dormir. Miré el reloj, ya tendría que estar
abajo. Apagué las luces y cerré mi casa con llave, en la calle hacía frío.
Normal, 27 de enero, al menos era viernes. Subí al taxi, di la dirección y me
llevó a donde tenía que ir.
Respiré hondo, muy hondo. Cerré los ojos, subí las escaleras
de fuera y toqué la puerta. “Toc, toc, toc”. Escuché los pasos rápidos y el
ruido de la mano por la barandilla de las escaleras.
Abrió la puerta, tragó saliva, me miró con la poca alegría
que podía haber en ella y se tiró a mis brazos.
-Creí que no llegarías nunca.- Me dijo al oído, nos hizo
girar. Le sonreí.- Te quiero.- Me dio un beso muy suave en los labios mientras
apretaba mis manos con fuerza.- Mi sol.
Le volví a sonreír aun sin decir nada, nos metí en la casa,
le cogí en volandas y le di dos vueltas, ella colocó sus piernas en mi cintura
y yo acabé apoyado en la barandilla.
-No puedes decirme, te quiero, y pretender que no haga
esto.- Me sonrió y yo le baje con suavidad. Le di un beso en la frente y se
quedó abrazada a mi.
-¿Qué tal todo?, bueno, tenemos todo el fin de semana… solo
quiero sentarme ya en la cama… contigo… ha escucharte… yo…- Sabía que no iba a
aguantar mucho más, se echó a llorar recordándolo todo.
-Esta bien.- intenté que se relajara.- estoy aquí, mi amor,
no te voy a dejar sola.- hice que me mirara.- no voy a dejarte caer, ¿me
entiendes?.- me asintió con tristeza.
(Jane ^_________^)
-Esta bien.- me acarició para relajarme.- estoy aquí, mi
amor, no te voy a dejar sola.- me obligó a mirarle.- no voy a dejarte caer, ¿me
entiendes?.- asentí hundiéndome en sus brazos.
Cuando me solté de él agarré su mano para que subiéramos a
mi cuarto. Dejó todas sus cosas en el suelo, mientras subimos James empezó a
bajar las escaleras contento, se dejó acariciar por Liam y después pasó de
nosotros. Las habitaciones ay estaban cambiadas y mi cama era la grande del
cuarto de invitados.
-No llores.- pidió rodeándome con sus brazos tumbados en la
cama.- ¿Qué ocurre?, ¿por qué hoy estás tan triste?
-Sólo es que deseaba tanto que volvieras, y bueno… no sé…
hoy he estado en la habitación de mis padres… alguien tenía que limpiar, y…
-¿Y que has hecho?
-He limpiado sólo el polvo, he sido incapaz de abrir nada.-
lloré más fuerte.- Después sólo me he tumbado en la cama observándolo todo.
-Eres muy fuerte.- dijo agarrando mi mano.
-Gracias a ti.- contesté acariciando su mejilla.
-¿Quieres que te ayude?.- dijo adaptándonos en la cama.
-Sí por favor.- me escondí de nuevo en su pecho llorando aún
más.
A los pocos minutos me ayudó a levantarme y nos dirigimos a
la habitación de mis padres mientras él agarraba mi cintura y me daba un beso
en la mejilla para volver a tranquilizarme. Me soltó y cogió mi mano antes de
abrir la puerta. Encendió la luz y pasamos dentro.
-¿Qué quieres hacer primero, cielo?.- dijo sentándose en la
cama y abrazándome de la cintura.
-Quiero ver la ropa de mi madre.- me sinceré y él puso una
sonrisa.
-Vale, ¿cual de las dos puertas es?.- preguntó levantándose.
-La derecha.- me cogió de nuevo y me puso frente el armario.
-Dame tu mano.- se la tendí y la puso en el pomo del
armario. Después puso la suya encima y se acercó a mi oído.- Puedes hacerlo.-
dijo dándome confianza.- y si no lo haces, lo conseguirás pronto, estoy
orgulloso de ti de todos modos.- apretó un poco mi mano y yo con la otra me
quité las lágrimas.
-Lo intentaré.
-Vamos.- dijo flojito.
Mi mano reaccionó sola y abrí el armario. Instantáneamente,
con rapidez, con la otra mano abrí la puerta y me paralicé viéndolo todo. La
ropa perfectamente colocada en las perchas, el hueco de la ropa que se llevaron
al viaje, los zapatos abajo, algunas mantas en la parte de arriba, vestidos que
se había puesto en bodas o bautizos metidos en fundas de plástico… Todo su
armario desprendía su aroma. Cerré los ojos y noté la calidez de las manos de
Liam en mi vientre. Abrí los ojos y alcé una mano para coger uno de los
vestidos, el último que le había visto puesto en una boda. Un vestido rojo, con
escote de palabra de honor, hasta más debajo de las rodillas y un fular
plateado. Repasé un poco el vestido con las puntas de mis dedos y cuando me
eché a temblar Liam lo cogió dejándolo en su sitio. Se puso frente a mi y me
dio un abrazo fuerte y protector, hizo que dejara de temblar. Cuando le miré se
acercó para darme un corto beso en los labios y repasó de nuevo la habitación.
-¿Qué más?.- dijo sonriendo con dulzura.
-Pues…- sonreí un poco.- las corbatas de mi padre.- él
también sonrió.
-¿Dónde están?
-En la cómoda, en el segundo cajón.-
Nos guió hasta la cómoda y no me tuvo que ayudar, pues
rápidamente abrí yo el cajón topándome con todo ese juego de colores y
estampados de las diferentes corbatas de mi padre.
-Esta es muy elegante.- dijo cogiendo una negra con rayas
beige.
-La usaba mucho para su trabajo.- dijo y me sonrió de
nuevo.- Mira.- cogí una roja.- esta se la regalé yo tres semanas antes de mi
cumpleaños. Lo sé, no es bonita.- me reí un poco.- pero a mí me gusta. Incluso
se la puso nada más abrir el regalo.- Liam se rio cogiéndola.
-No te voy a mentir, no es mi estilo.- la elevó.- ¿por qué
se la regalaste?, ¿era su cumpleaños?
-No, a veces soy así. No me importa el día, si quiero
regalar algo lo hago.
-Ya veo.- dejó la corbata en su sitio.
Yo me paré un poco fijando la vista en la almohada de la
cama.
-Jane.- pronunció mi nombre con cariño haciendo girar mi
cara.- ¿quieres algo de la cama?
-No, sólo recordaba.
-¿Qué recordabas?
-Pues cuando era pequeña, me daba mucho miedo la oscuridad…
-Y te sigue dando.- me cortó.
-Y me da.- sonreí.- pero menos. Siempre tenían que dejarme
una lucecita encendida en mi cuarto para poder dormir y cuando al fin lo
conseguía alguno de los dos entraba sigilosamente y la apagaba.- me senté en la
cama.- yo siempre me daba cuenta, me despertaba muy asustada viéndolo todo
negro y palpaba con miedo mi mesita para llegar a encender la luz. Entonces el
miedo se esfumaba y yo podía volver a dormir. Había veces que ni si quiera con
la luz bastaba, entonces alguno de los dos.- sonreí.- el que menos sueño tenía,
pasaba y se quedaba un rato a los pies de mi cama hablando conmigo y
preguntándome cosas que había hecho ese día.- nos tumbamos en la cama y me pegó
a su cuerpo abrazándome.- entonces mi miedo se calmaba y empezaba a conciliar
el sueño.
-Cuando quieres te haces muy bien la fuerte.- me apartó el
pelo de la cara.
-Lo sé, es práctica.
-Pero me gusta ser el único que ve estas facetas dulces en
ti.
-Por tu culpa soy así.- hice como si me quejara.
-Y me gusta que seas así.- me dio un beso en la frente.
Busqué sus labios con tranquilidad mientras notaba el tacto
de su piel en mi cuello.
(Liam ^_____^)
Habíamos salido del cuarto de sus padres, escuché música en
el cuarto de su hermano, la puerta estaba cerrada y me fui hacia ella para
abrirla.
-¿No sabrá que he venido, no?.- pregunté antes de que se
metiera en su cuarto para cambiarse de ropa.
-No, tu me lo pediste, yo tengo que ducharme y vestirme,
quédate con él un rato, tiene infinitos juegos de la Xbox. Podéis viciaros.
Antes de que se metiera al baño me acerqué de nuevo a ella.
-Me alegra que hayas podido hacer todo eso.- pegué su frente
a la mía.- me gusta sentir como tus temores desaparecen cuando estoy a tu lado.
-Ya no le temo a nada que no sea perderte.- dijo ella pasando
sus manos por mi cuello.
Se acercó con dulzura y rompió la distancia que separaba su
boca de la mía empezando un beso intenso y lleno de agradecimiento por lo que
había conseguido que hiciera esta tarde.
-No tardes anda.- dije cuando se metió al baño.- esta vez
soy yo el que tiene ganas de ti.- sonrió y cerró la puerta.
Me fui al cuarto de su hermano y llamé.
-¡Pasa Jane!- chilló.
Abrí la puerta, me lo encontré de espaldas jugando al Mario
Car con el volante de la Xbox.
-Iras ganando, ¿no campeón?.- dije agachándome a su lado.
-¡Liam!.- gritó y tiró el volante por el suelo.- no sabía
que llagabas hoy.
-Es que le dije a tu hermana que no te lo contara.- me dio
un abrazo con fuerza.- ¿Qué?, ¿me dejas ganarte una partida?.- pregunté
sentándome a su lado y conectando el otro mando.
-Te voy a machacar grandullón.- dijo animado y comenzamos a
jugar.
(Jane ^__________^)
Cuando salí de la ducha me metí en albornoz a mi cuarto,
conecté el equipo de música, supuse que el CD se rayaría en poco tiempo, pues
siempre que quería sentirle a mi lado dejaba sonar las 15 pistas mientras me
tumbaba en mi cama con los ojos cerrados.
Moví la ruleta y la canción se puso al azar, los altavoces
dejaron sonar la voz de Liam en la pista 3.
Me puse unos vaqueros, una camiseta de manga larga roja con
el cuello vuelto y la camiseta de superman encima. Me puse unas vans azules y
cogí mi chaqueta negra con capucha. Me eché el pelo hacia atrás con una diadema
roja y dejé que el pelo de los lados me cayera por encima, cogí las llaves de
mi coche y me fui al garaje para sacarlo. Sí, por fin tenía carnet. Aparqué en
la puerta y me extrañó ver a Amy saliendo de su coche.
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